TEMA 4.- LA EVOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD EN EL FRANQUISMO

Esquema

INTRO-DUCCIÓN I.- REPRESIÓN Y PROPAGANDA II.- LA ESPAÑA NACIONAL-CATÓLICA 1939-1959 III.- EL DESARROLLISMO SOCIAL 1959-1975 IV.- CONCLUSIONES

INTRODUCCIÓN

Desde el inicio del siglo XX se estaban desarrollando  una serie de transformación en la sociedad española que culminaron en la segunda república. En esta, la sociedad española es laica, o  lo pretende, el poder político reside en las clases medias y obreras, o eso parecía, se intenta universalizar la educación y otros servicios sociales, la mujer obtiene un protagonismo inaudito en la historia de España, la moral y las costumbres sociales se urbanizan y se europeízan...En definitiva, estamos ante una sociedad laica, moderna y progresista, pero a estos cambios tan radicales que habían dejado atrás la vieja y tradicional española no le había acompañado el consiguiente desarrollo económico. Muchos historiadores opinan que la España de la segunda república no estaba preparada para esa transformaciones tan profundas.

 Lo cierto es que la guerra civil y la dictadura rompieron esas tendencias e impusieron una sociedad conservadora, tradicional y católica. Pero este tipo de sociedad que se impone en la autarquía con el nacional-catolicismo no va a perdurar estática a lo largo del amplio periodo de la dictadura. A partir de los años sesenta, al hilo del desarrollismo económico, se van a producir grandes transformaciones sociales hacia un tipo de sociedad urbana, moderna y laica. No obstante la profundización de esos cambios no fue total, ya que junto con el  desarrollo económico y social, asistimos al continuismo político del franquismo. Una vez muerto Franco y consolidada la democracia, esas transformaciones sociales nos llevaron a una sociedad urbana, pluralista y avanzada como la actual. Parecida a la propuesta de la España republicana, pero más madura, menos politizada y con unas bases económicas más consolidadas. Por todo ello el análisis y el conocimiento de la evolución de la sociedad en el franquismo cobra tanta trascendencia.

I.- REPRESIÓN Y PROPAGANDA

Ganada la guerra civil, se traba de crear un nuevo estado, una nueva sociedad; para ello era necesario destruir cualquier secuela o resto de la  anterior. En una primera etapa; la represión y propaganda adquiere tintes durísimos no sólo se desmantela la oposición, sino también la moral y la forma de vida de la España republicana. En el desarrollismo la represión se relajó debido a la seguridad que ya tenía el régimen, pero este desarrollismo económico y social crearon nuevas condiciones políticas y sociales y así en la crisis del franquismo vuelve aparecer una represión bastante dura. No obstante, durante todo el periodo persistió la transmisión de un pensamiento y moral única; nacional-católica y la represión de cualquier otra que no se integre en ella. 

Los encargados de activar esos mecanismos fueron los grupos que habían apoyado y apoyaron a Franco; El ejército y las fuerzas del orden público; la Iglesia y "el movimiento nacional" encabezado por la falange. El ejército y las fuerzas del orden público se van a encargar de la represión, mientras que la Iglesia y la falange se encargarían de la propaganda; es decir, de transmitir una única verdad absoluta, una sólo forma de entender la vida, una única moral; la del Movimiento Nacional; la del nacional-catolicismo.  La censura se extendió a todos los ámbitos de la vida y a las costumbres ciudadanas. Se vigilaba la moralidad en cines, bares, restaurantes, cafés, teatros... La Iglesia opinaba, y casi legislaba, sobre el vestir, los baños, los bailes, las fiestas, las relaciones sexuales...

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS DURANTE EL FRANQUISMO
El control de la censura sobre la prensa fue estricto y riguroso y se rigió por ley de 1938, que se mantuvo vigente hasta 1966, permitiendo que durante esos seis lustros la prensa sufriera una persecución implacable. La censura sobre la prensa seguía varios pasos: la autorización para editar, la designación del director por la Administración, el control de periodistas y las numerosas consignas a los periódicos. En 1966 se promulgó la ley de prensa de Fraga, con ella desaparecía el régimen de censura previa, pero el Estado se reservaba el derecho de inspeccionar a los diarios y controlaba las noticias del extranjero a través de la agencia EFE; asimismo podía recurrir a la sanción o al secuestro o suspensión de una publicación. A pesar de sus limitaciones, la Ley de Prensa tuvo un efecto muy positivo.

La radio se convirtió en un instrumento para el escapismo de la sociedad de posguerra. Las canciones de moda, las telenovelas o la música dedicada era el centro de los corrillos de personas que se formaban para escucharla. El Diario hablado de RNE, con el que estaban obligadas todas las cadenas a conectar, era el único servicio informativo que se podía escuchar. También estaban la BBC o Radio España Independiente, pero escucharlas estaba prohibido en ambos casos. La televisión apareció en 1956 y es en los años 60 cuando se consolida. Rápidamente se convirtió en uno de los máximos instrumentos de propaganda del régimen. El fútbol y los toros actuaron como válvula de escape de las tensiones sociales "pan, fútbol y toros" y fueron ampliamente utilizadas por el régimen. Así el fútbol se convirtió en un magnífico instrumento de propaganda (gol de Marcelino a Rusia, triunfos internacionales del Real Madrid...) o sirvió para contrarrestar huelgas como el adelanto a Viernes de un Real Madrid-Barcelona para ocultar una concentración obrera en la Casa de Campo de Madrid.

II.- LA ESPAÑA NACIONAL-CATÓLICA 1936-1957

Terminada la Guerra Civil, el régimen franquista trató de organizar a la sociedad española según los principios del nacional-catolicismo, poniendo en manos de la Iglesia todos los asuntos relativos a la moral y a la educación Doc 1.-. Se trataba de luchar contra la sociedad republicana y volver a las costumbres tradicionales españolas atacadas por el contubernio judeo-masónico-comunista. En esta labor, la colaboración del llamado Movimiento Nacional fue importantísima. El fuerte carácter católico del régimen se explotó más que nunca a partir de 1945, para distinguir el franquismo del fascismo y conseguir la legitimación internacional. 

II.1.- La sociedad tradicional

EL NACIONAL CATOLICISMO EL ADOCTRINAMIENTO POLÍTICO
La moral y las costumbres públicas estuvieran dominadas por los valores tradicionalistas que la Iglesia defendía, en su objetivo de recristianizar el país, después del laicismo que quiso imponer la segunda república. 

Las prácticas religiosas tomaron el carácter de actos públicos: procesiones, novenas, "misiones" populares, misas obligatorias en determinados cuerpos, etc. Los ritos religiosos se introdujeron en todos los aspectos de la vida. Esta nueva sacralización de la vida española afectó a casi todos los asuntos públicos e instituciones. Se promulgaron las "normas de decencia cristiana" que establecían cómo tenían que ser los trajes de baño, los vestidos y la censura en los espectáculos públicos, teatros, cines y medios de comunicación en general. Hasta se dieron indicaciones sobre la longitud de las mangas, los escotes y las faldas. La vida, en definitiva, se organizó en torno a las Iglesias, cuyos párrocos ejercían una gran influencia en la sociedad. Doc 3.- 

Se volvió al modelo tradicional de familia patriarcal en la que la mujer tenía un papel muy subordinado al hombre, no existían ni el divorcio, ni la coeducación, se controlaban los usos amorosos, etc. A lo largo de la dictadura el papel de la mujer va a afirmarse como el de portadora de los valores morales, guardiana del hogar y puntal de la familia.  La mujer debía dedicarse al matrimonio y la procreación y se incentivó la natalidad, estableciendo premios a las familias numerosas. Se quiso sacar a la mujer del trabajo productivo.  La educación católica subraya este papel.  Y en esta línea se orienta la labor de la esposa, el ama de casa y la madre dedicada a las tareas del hogar, a sus labores...

El nacional-catolicismo quedó definitivamente consolidado en el Concordato de 1953. En este se recogía la confesionalidad del estado, se reconocía el matrimonio canónico, se establecía como obligatoria la implantación de la enseñanza religiosa en todos los niveles educativos, se aseguraba la presencia de la Iglesia en las instituciones del estado y en los medios de comunicación y se preveía su financiación con fondos públicos.

En un principio se crearon organizaciones e instituciones de encuadramiento político e ideológico. La organización juvenil fue el Frente de Juventudes u OJE, de pertenencia teóricamente obligatoria, que organizaba campamentos, concentraciones y ciclos educativos de formación política. Doc 2.- El régimen introdujo en la enseñanza clases obligatorias de Formación Política en las que se exponían los principios más básicos de la doctrina falangista. La escuela primaría jugó un papel esencial en este adoctrinamiento y en ella se aprendía las primeras ideas sobre el régimen. En la enseñanza secundaria se adoctrinaba a la juventud a través de asignaturas específicas y de la enseñanza de una versión histórica creada a tal efecto. La enseñanza universitaria estaba controlada a través del SEU.

 A nivel político, la educación y la formación de las mujeres quedaba encomendada a la Sección Femenina de la Falange. Doc 9.-  La Sección Femenina de la Falange adquirió una particular importancia, presidida por Pilar Primo de Rivera, en cuyos centros se daba una educación encaminada a formar "buenas amas de casa". Toda información sexual quedó prohibida.  Esta encuadró a la mujer a través del control de la educación obligatoria y del servicio social, por el cual había de pasar cualquier mujer que pretendiera conseguir un trabajo, un certificado o una licencia de conducir. Entre sus tareas estaban bordar camisas, visitar a los presos, llevarles la comida, casarse con miembros de su partido o visitar a los enfermos. El resto de los sectores se adoctrinaban y encuadraban a través del movimiento nacional; sus militantes encontraban en él una gran seguridad y la posibilidad de escalar puestos y favores políticos. Doc 4.- 

LA IGLESIA Y EL FRANQUISMO
La iglesia católica española sufrió una represión y persecución durante la república y la guerra civil (en la zona republicana) sin igual en la historia de España y en los países del entorno en aquellos momentos. Terminada la guerra civil, se convirtió en uno de los pilares básicos del régimen. A raíz de 1945 el régimen intensificó su carácter católico para diferenciarse del fascismo y conseguir el tan deseado reconocimiento internacional. A cambio las prerrogativas de la Iglesia fueron inmensas y a través de la organización Acción Católica controlaban casi todo el aparato del régimen. Los ministerios de Justicia y Educación se reservaron para ellos, para que las normas religiosas se introdujeran en el sistema legal y educativo. En la Organización Sindical se eligió un consejero eclesiástico y se establecieron consejerías religiosas similares bajo otros ministerios e instituciones estatales. Además tenían un papel fundamental en la educación, disfrutaba de subsidios económicos y exenciones de impuestos, se renovaron y ampliaron los seminarios, la Iglesia tenía infinitas posibilidades de hacer propaganda, pudiendo obligar jurídicamente a que se cumplieran las normas católicas, y contaba con procedimientos jurídicos específicos para los miembros del clero. Lógicamente el número de personas que entraban en la Iglesia aumentaba paulatinamente.

A partir de los años 50 surgieron distintas sensibilidades dentro de la Iglesia católica que acabarían con la homogeneidad y la unión total con el régimen de la etapa anterior. De acción católica surgirían el JOC y la HOAC que en los años sesentas se significarían como organizaciones sindicales de carácter católico y que lucharon dentro del movimiento obrero para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Otra sensibilidad fue la institución secular católica del OPUS DEI, creado por José María Escrivá de Balaguer. La misión del OPUS es la santificación del mundo secular y la forma de extender los valores espirituales a través de profesiones clave de la sociedad industrial, tales como la enseñanza universitaria, los negocios, las finanzas y los niveles más altos de gestión. En los años cincuenta sus miembros desembarcaron en este tipo de profesiones y a partir de 1957 dominaron los diversos gobiernos hasta 1973. Ello, junto con el carácter secretista de sus miembros y su moral tradicional, hicieron crecer la fama de elitista a esta organización. Por otra parte, a finales de los años cincuenta, miembros de la iglesia vasca y catalana empezaron a manifestarse a favor del hecho diferencial de estas nacionalidades. Después del Concilio de Vaticano II las relaciones de la Iglesia y el Estado se resquebrajaron bastante, teniendo la jerarquía eclesiástica un papel importante en la llegada de la Democracia en los tiempos finales del franquismo y en el inicio de la transición.

II.2.- La estructura social

El triunfo del bando nacional, significó también él de las clases sociales que apoyaron el golpe de estado y su bando durante la guerra civil. Es decir, se volvió a la estructura social tradicional. Por el ello el modelo de estructura social sufrió en esta etapa una transformación radical, con respecto a la segunda república,  apareciendo una clara jerarquización piramidal; la cúspide estaba ocupada por la oligarquía y los altos mandos de las instituciones adictas al régimen, luego estaban las clases medias y en la base de la pirámide las clases trabajadoras. Esta estructura iba ser ampliamente modificada a partir de los años sesenta.

LAS CLASES ALTAS LAS CLASES MEDIAS LAS CLASES TRABAJADORAS
 Esta oligarquía estaba compuesta por los grandes propietarios de tierras, la alta burguesía financiera, industrial y comercial y las altas jerarquías de la iglesia, la falange y el ejército. Estos grupos recuperaron rápidamente el poder económico, social y político que las reformas de la II República y el proceso revolucionario abierto en su zona durante la guerra civil habían eliminado o al menos puesto en un serio peligro. Su composición es bastante plural. En el mundo rural estaban adscritos a este sector los pequeños y medianos campesinos propietarios. La utilización de un discurso por parte del régimen en el que se acentuaban los valores tradicionales y la vida rural hizo que mayoritariamente apoyaran al régimen, al igual que la política proteccionista utilizada. En el mundo urbano, pertenecían a las clases medias los comerciantes e industriales enriquecidos por el mercado negro - lo que también aseguraba su alineación con la dictadura- las pequeñas burguesías urbanas, compuestas por administrativos, pequeños comerciantes e industriales...adscritas al régimen por la labor de adoctrinamiento realizada por la falange y la iglesia. Además pertenecían a este sector los cargos medios del movimiento, la Iglesia y el ejército. No obstante, la importancia cuantitativa y cualitativa de las clases medias era inferior al periodo republicano anterior y al desarrollista posterior. Este sector estaba compuesto por los jornaleros campesinos y los obreros industriales y comerciales. Es decir, por todos los asalariados. Su adscripción al régimen no era tan clara como los otros sectores sociales pero en ningún momento en esta etapa se opusieron abiertamente al régimen. La "apolitización" de estas masas trabajadoras fue consecuencia de la represión, la propaganda y la conciencia de que habían perdido la guerra. 

Desde los inicios del régimen se llevó a cabo una política de sometimiento de las clases trabajadoras, donde su subordinación era manifiesta. El régimen prohibió las organizaciones sindicales y las sustituyó por los sindicatos verticales, quitó el derecho de huelga y suprimió la representación obrera en las empresas. Hasta 1958 que apareció la ley de Convenios Colectivos la fijación de las condiciones laborales era una función que recaía exclusivamente sobre el Estado. A cambio de esta situación de indefensión el régimen amplio las garantías de estabilidad en el puesto de trabajo y llevo a cabo una amplia política de protección social de claro carácter paternalista. Así a través del Instituto Nacional de Previsión se gestionaban los subsidios de vejez, el seguro obligatorio de enfermedad o las prestaciones por accidente de trabajo.

II.3.- La movilización social

La conflictividad social fue mínima en esta etapa. La conciencia de haber sido derrotados en la guerra civil, la fuerte represión y las malas condiciones de vida llevaron a la mayoría de la clase trabajadora a mantener una actitud de pasividad y desmovilización, actitud que era fomentada por el régimen, a través de la falange, la iglesia y los espectáculos de masas (radio, toros, fútbol...). Salvo algunas huelgas, esporádicas y puntuales, en Asturias, Barcelona y País Vasco, la conflictividad social no existió en esta etapa hasta 1956. A partir de los incidentes universitarios en Madrid el protagonismo de los movimientos sociales iba a ser la clave para el aumento de la conflictividad social que hubo en la época del desarrollismo.

III.- EL DESARROLLISMO SOCIAL

Como consecuencia del desarrollo económico tuvo lugar una profunda transformación de la sociedad española. Según Santos Juliá "lo que define a los años sesenta no es el comienzo del proceso de modernización, sino la reanudación de una historia paralizada por una voluntad política victoriosa al término de una guerra civil. Pues el triunfo de la rebelión y la represión que se abatió sobre las clases obrera y campesina quebraron todas las tendencias de cambio social alumbradas desde principios de siglo."

III.1.- Los cambios sociales

RELAJACIÓN DEL RÉGIMEN HACIA UNA SOCIEDAD CONSUMISTA Doc 8.- LA LIBERALIZACIÓN SOCIAL
A partir de los años sesenta, una vez que se había desmantelado a la oposición del interior y en plena crisis la exterior y que el régimen había conseguido romper el aislamiento internacional y en pleno desarrollo económico y social la represión se relajó y el gobierno quiso dar muestras de cierta apertura y flexibilización. En este contexto podemos hacer referencia a la ley Orgánica del Estado o la ley de prensa. También se dulcificó la legislación laboral, reconociendo  los convenios colectivos, contemplando el seguro de desempleo y tolerando el derecho de huelga. Se creó la Seguridad Social Doc 6.-, pretendiendo incorporar a la totalidad de la población activa en ella, distinguiendo dos regímenes; el general y varios especiales (autónomos, trabajadores del campo, artistas...) .  Además se habían eliminado los tribunales militares, siendo sustituidos por un tribunal de orden público. Pero, a partir de 1969, el franquismo entra en crisis y el régimen reacciona volviendo a utilizar de nuevo la represión  e intentando dejar "atado" una dictadura continuista con rey como forma política, una vez que Franco muriera.

España entra definitivamente en la sociedad comunista debido al desarrollo económico; el aumento de los salarios produjo un aumento de la demanda de bienes de consumo, y debido al proceso de urbanización. El consumismo se produjo primero en las ciudades, seguido a gran distancia del mundo rural. Las clases medias fueron las grandes protagonistas de este fundamental cambio; el porcentaje de los ingresos dedicado a la alimentación disminuyó drásticamente y aumentó el dirigido a la adquisición de la vivienda -el pisito-, del automóvil - el seillas- los electrodomésticos, la ropa - la minifalda-, los espectáculos de masas - el fútbol o el cine-, el ocio - los bares y restaurantes- o las vacaciones - Benidorm -...

Este consumismo de las clases medias va a ser fundamental en los cambios que acarreó en el terreno de la moral, de la familia, de la juventud o de la economía ...

Estos cambios vienen acompañados de la modificación sustancial de las características propias de una sociedad tradicional como la española, en la que habían predominado las formas culturales y las pautas de comportamiento de tradición rural. En poco más de una década la sociedad se hizo mucho más moderna, más secularizada, abierta y tolerante.

Aunque el régimen ejercía un férreo control sobre las pautas socioculturales, se fue implantando una nueva mentalidad, también en el terreno religioso. Se reivindicó la libertad de pensamiento y disminuyó la práctica religiosa. Se produce un lento fenómeno de laicización, la religión católica va perdiendo progresiva y lentamente poder social. La familia empezó a experimentar cambios que se profundizarían en el futuro. La familia se consolida como nuclear (padre-madre e hijos), el carácter patriarcal empieza a discutirse (sólo un conato de inicio) por parte de los hijos y de la mujer. La juventud se lanza a dos procesos; el consumista que los homogeniza y la politización... Doc 7.- 

Durante los sesenta aumentó sistemáticamente la población escolarizada y aumentaron las inversiones del Estado en el sistema educativo. El analfabetismo disminuyó de una forma importante. La familia empezó a pasar de unidad de producción a consumo.  Esta situación se consolidó y amplio con la ley de Villar Palasí. En 1970 aparece la Ley General de Educación . El espíritu de la reforma respondía a dos ideas centrales: el fomento del desarrollo económico a través de la inversión en educación y la igualdad de oportunidades en el acceso a la misma. Esta ley, tuvo como consecuencia el acceso a la educación de importantes sectores que antes no habían tenido posibilidades y, por añadidura, la pérdida de la hegemonía de la iglesia en el sector educativa, recogiéndolo el estado.

III.2.- Los cambios demográficos y urbanos

Debido a las mejoras en la alimentación y en la sanidad la tasa de mortalidad baja espectacularmente, convirtiéndose en una de las más bajas de Europa - debido a la dieta y a la estructura de la población-. La tasa de natalidad, debido al clima de optimismo reinante sube bastante, produciéndose el fenómeno conocido como el "baby boom". El crecimiento demográfico, por tanto, es bastante significativo. A principio de los setenta, debido a la profundización del desarrollo empieza a bajar la tasa de natalidad.

Pero los cambios demográficos más importantes se producen con los movimientos migratorios. La emigración empieza siendo exterior (a Francia, Alemania, Suiza...) el mismo año del plan de estabilización,  para luego consolidarse la interior a Cataluña, Madrid, País Vasco, Comunidad valenciana, Navarra...En cuanto a la extracción social y profesional de este proceso, primero son los jornaleros los que emigran, después los pequeños propietarios muy pobres. Esta emigración interior fue tan alta que estamos ante un éxodo rural, produciéndose dos consecuencias de gran alcance. Ello supuso una profunda intensificación del fenómeno urbanizador, así como una variación de la estructura sectorial de la población activa, pasando en poco tiempo de ser un país rural a otro urbano, y de tener una economía de base agrícola a otra industrial y de servicios. Lo que llama la atención de los citados cambios es la aceleración con que se llevan a cabo. En primer lugar, las zonas receptoras tienen problemas para albergar a esa gran cantidad de emigrantes, produciéndose chabolismo en un principio y después la gran expansión de la ciudad con la creación de barrios obreros y ciudades dormitorios. Si en la autarquía el gran problema fue el hambre, en los años sesenta y siguientes el problema será la vivienda. Debido a que la expansión urbanística fue tan grande y rápida se produjo de forma descontrolada, apareciendo fenómenos especulativos, falta de equipamientos urbanos, atentados urbanísticos, etc. La otra gran consecuencia del éxodo rural fue la concentración de la población, fenómeno que había comenzado en el siglo XVIII con el reformismo ilustrado, pero que es ahora cuando tiene lugar su gran consolidación. Aparecieron dos realidades contrapuestas; una España que tiende hacia la congestión y otra a la desertización; una que atrae y otra que repele población. El interior, oeste y el sur -relativamente este último- se vacían y la población se concentra en el norte y este, con las excepciones del valle del Ebro y Madrid. Además este éxodo rural aportó la mano de obra necesaria para la industrialización en los focos más desarrollados y desencadenó el proceso de la crisis de la agricultura tradicional.

 

III.3.- La transformación de la estructura social

El paso de una sociedad agraria a otra de tipo industrial y de servicios en la que al mismo tiempo se había generado un enriquecimiento generalizado y también una considerable desigualdad, se basaba en una estructura social mucho más diversificada y dinámica que la de la etapa anterior. El desarrollo económico produjo importantes cambios en la estratificación social. Debemos primero tener en cuenta los cambios sufridos en la estructura de la población activa que están muy relacionados con los sufridos en la del PIB. De 1,2,3 de una sociedad agraria; pasamos al 3, 2 ,1 propia de una sociedad postindustrial; ahora bien el peso del sector agrario siguió siendo muy fuerte, bastante más que en los países occidentales.

 En las clases altas pierden protagonismo los grandes propietarios agrarios, ganándolo la alta burguesía industrial y financiera. Siguen teniendo el poder político y económico. Seguían formando parte de ellas la oligarquía terrateniente y financiera, los grandes empresarios de la industria y servicios, los cuerpos de elite de la administración del Estado y los mandos superiores del ejército (garantes de la pervivencia del régimen).

  Las clases medias son las que sufren mayor transformación, aparecen unan nuevas clases medias compuestas por funcionarios, profesiones liberales, obreros muy cualificados, técnicos medios... que van a tener el protagonismo cuantitativo y cualitativo. Se definen las clases medias como aquellas compuestas por personal que sus ingresos son suficientes para dedicar una parte a la cultura y el ocio. El proceso de mesocratización (dominio de las clases medias) de la sociedad española, tan ansiado por el régimen, no se produjo en el forma que habían proyectado, con un crecimiento de las viejas clases medias (pequeños propietarios de los tres sectores económicos) , pues en realidad éstas decrecieron, aumentando en cambio las nuevas clases medias urbanas, que acabaron desempeñando un papel de impulso y dinamización de los procesos de modernización y de cambio socio-político. En las clases bajas también se producen dos fenómenos característicos; pérdida del protagonismo campesino y gran crecimiento de la clase obrera. En el campo desaparecen los jornaleros, salvo en Extremadura y Andalucía donde la agricultura tuvo un proceso menor de modernización, los pequeños propietarios disminuyen y aumentan las propiedades medias debido a la concentración en busca de la rentabilidad económica. Salvo Andalucía la explotaciones agrarias se convirtieron en familiares o en pequeñas empresas. En la clase obrera se produce un gran aumento, sobre todo en las áreas industriales y al mismo tiempo aparece un aumento de los asalariados y de la cualificación. Otro cambio fundamental fue la incorporación lenta y paulatina de la mujer al trabajo. No obstante, la tasa de empleo femenino es la más baja de Europa. 

III.4.- El protagonismo de los movimientos sociales en la oposición al régimen

La oposición social tuvo tres motores fundamentales que se fueron relevando con el transcurso del tiempo, al menos en cuanto a su influencia relativa. La Iglesia se distanció del régimen, siendo constantes, a partir de entonces, las fricciones con el mismo. Una parte de la Iglesia católica, cada vez más numerosa, no sólo se distanciaba del régimen, al hilo de lo apertura acordada en el Concilio Vaticano II, sino que también lo critica y pide cambios. Son los años de la HOAC , del JOC y USO, años en que las iglesias sirven de refugio a los obreros y estudiantes, años en los que es habitual la figura del "cura rojo". Estos sindicatos de inspiración católica van a servir de lanzadera del movimiento obrero. En el mundo universitario se generalizaron las protestas contra el régimen. En febrero de 1965 hubo una serie de manifestaciones contra la falta de libertad en la universidad que en algunas ocasiones fueron encabezadas por profesores, los cuales fueron separados de la cátedra, otras veces esas revueltas estudiantiles coincidieron y se unieron a las obreras como en 1969 lo que llevó al régimen a proclamar el estado de excepción La estructura política autoritaria del régimen de Franco era incapaz de resolver armónicamente la alta conflictividad que una sociedad en transformación acelerada estaba generando: surgió un sindicalismo ajeno al oficial - primero de carácter religioso; HOAC y JOC, después sindicatos de clase como CCOO que se infiltró en los sindicatos verticales y aumentó la conflictividad laboral, las huelgas.  Las huelgas obreras se multiplicaron y al final del periodo tuvieron especial importancia las denominadas "huelgas por solidaridad" que rebasaban el campo de los estrictamente laboral para significar que el principal factor de conflictividad no era el trabajo, sino el régimen político.

EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL Y LA CRISIS DE 1956
Al principio de la década de los cincuenta había llegado al ministerio de Educación Joaquín Ruiz Giménez, procedente de Acción Católica, pero muy relacionado con los intelectuales de la época. Este promovió una línea aperturista en la Universidad; ese aperturismo fue declarado culpable de los disturbios universitarios de 1956. La muerte de Ortega y Gasset fue la ocasión para celebrar un congreso de estudiantes, al margen del sindicato universitario oficial (SEU), controlado por la falange. El enfrentamiento entre ambos grupos degeneró en conflictos callejeros. Como consecuencia de ello fueron detenidos algunos dirigentes universitarios pero de familias falangistas (Victor Pradera, Ramón Tamames, Enrique Múgica... que luego van a desempeñar un importante papel político en la transición). Junto a ellos fueron detenidos otros falangistas como Rafael Sánchez Mazas o Dionisio Ridruejo. Los incidentes de 1956 son considerados un punto de inflexión en la conflictividad del régimen. A partir de aquí, la verdadera oposición al régimen la van a ejercer los movimientos sociales.

IV.- CONCLUSIONES

Si comparamos la sociedad española del inicio del franquismo con la de sus momentos finales tendremos que concluir que los cambios sufridos fueron muy importantes y profundos. Se produjo una verdadera urbanización y modernización de la sociedad española. La estructura de la población activa o las tasas de población urbana son dos indicadores que confirman esa modernidad. La influencia de la religión católica en la vida social disminuyó y aspectos como el papel de la mujer o el acceso a la educación o el vertiginoso desarrollo de las clases medias comenzaron una tendencia hacia las pautas de nuestro entorno occidental que se confirmaría en la transición. Pero al mismo tiempo existían una serie de límites y obstáculos que impedían la total modernización y equiparación al mundo occidental. El primero el político. Los cambios sociales y económicos fueron muy importantes, pero políticamente, aunque con intentos de apertura, se abundó en el continuismo e incluso se preparó el futuro del régimen con una dictadura con rey. En segundo lugar, la sociedad española no se acabó de configurar del todo como una moderna sociedad de consumo, ya que a finales de la dictadura el disfrute generalizado del bienestar económico estaba lejos de alcanzarse, en extensas zonas geográficas del país y en las capas sociales más bajas las infraestructuras de los hogares demostraban el escaso poder adquisitivo de ellas. En tercer lugar, tampoco se puede hablar de que al final del franquismo España tuviera un auténtico Estado del Bienestar. Los importantes servicios sociales que el régimen había puesto en funcionamiento en materias como las pensiones, la sanidad y la educación articularon una consistente red de protección social destinada a las clases populares que hasta entonces habían estado desprotegidas. Pero el sistema de protección creado tenía escasa capacidad redistributiva y era más bien un estado autoritario paternalista que un verdadero Estado del Bienestar. No obstante, los avances sociales del franquismo fueron la base para la creación de un verdadero estado del bienestar en la democracia.

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