El mundo de Juan Lobón

Luis Berenguer escribió esta novela en 1966. Narra la vida del furtivo Juan Lobón. La novela está inspirada en un personaje real, los menos jóvenes del lugar recuerdan perfectamente donde estaba situada la choza de Juan Lobón. “Toda la acción transcurre rodeada de un paisaje apenas descrito, pero que se adivina bello y agreste, un paisaje de la verdadera Andalucía, no la de charanga y pandereta, sino la de los hombres que viven enfrentándose a la pobreza”. Y ese paisaje no es otro que Benalup y su campo.

El pueblo; la plaza, la iglesia, el cuartel de la Guardia Civil, el tajo, las chozas, ... El campo; la laguna, la morita, el monasterio, Cabrahigo, las lagunetas y la sierra, siempre la sierra.

Los bares, la carnicería, la casa de postas, las ventas, las armerías... El esparraguero, los maquis, los contrabandistas, los tramperos y los que viven de la caza, siempre la caza.

Los señoritos, los terratenientes, los abogados, los guardias civiles, los guardias de los cotos, los chivatos, los pelotas... Los jornaleros, carboneros, corcheros y los furtivos, siempre los furtivos.

Es el mundo de Juan Lobón, con todos estos personajes y muchos más. Es la lucha entre la “ley vieja” y la “ley nueva”, la justicia mala” y “la justicia buena”, la opresión y la libertad, los cazadores oficiales y los ilegales, en definitiva la de un mundo que se iba y otro que venía.

El novelista Luís Berenguer sitúa la acción en un contexto espacial concreto – el campo de Benalup – y un contexto temporal determinado; las décadas 40 y 50. Además Juan Lobón resume así la historia del lugar: “a lo primero, aquí vino el moro y se puso a pelear con los franceses, que por eso hicieron el cacho castillo que aun queda, hecho un pajar,... Muchos años después pasaron por aquí unos frailes y vieron que no había nadie en el castillo y se metieron allí a pasar la noche... Se llevaron las piedras a otro lado y levantaron lo que ahora le dicen la Casa del Fraile... fueron llenando esto de gente y los frailes lo gobernaban todo... Pero cuando ya estaba el campo lleno, llegó la abuela de D. Gumersindo y le cayó malamente que los frailes tuvieran más que ella... Por eso le pusieron pleito y la justicia hizo lo que le dio la gana a la abuela de D. Gumersindo... Entonces la gente principal se junto otra vez y dijo: Vamos a hacer un pueblo para juntar toda la gente del campo en él... Por eso pusieron el pueblo donde los frailes tenían una iglesia con su caserío ya hecho, en el ombligo del campo. Pero, como al tiempo que les convenía juntar gente, tenían miedo que a alguno se le ocurriera algo para vengarse, dijeron: - Hay que traerse la guardia civil, no sea que nos maten por haberles dejado sin tierras. Por eso es por lo que el cuartelillo está en la misma plaza del pueblo... Así pasó lo que pasó... y lo que era de los frailes paso a ser de unos pocos, y lo que era de todos, porque lo puso Dios en el monte, también lo quisieron para ellos. Pero la culpa no fue toda de la gente principal, que la gente de nosotros tragó con todo y hasta les ayudó a engordarse y divertirse con el pan que les quitaba de la boca. Como pasó de antiguo, pasó de moderno. Ahí está la Zarza con tantísimo personal, todos encelados por la propina que le van a dar por ir con le cuento de haber visto a un fulano saltar la linde. La abuela de D. Gumersindo, el padre y el mismo, siempre soltaron cuartos a los chivatos. Lo decía madre, que por contentar al amo y hacer meritos todos fueron chivatos, alcahuetes y de poco fiar.”

El libro termina a finales de la década de los cincuenta y principios de los sesenta. Después vendría la gran emigración hacia el levante español, la desecación de la Laguna de la Janda, la conversión de las Lomas en una explotación agrícola intensiva con su poblado incluido, el boom de los ochenta y el monocultivo de la construcción. Es decir, los cambios que ya vaticina Juan Lobón se consolidan posteriormente creando otro mundo distinto. Pero para nada quita esa expresión algún grado de vigencia a esta novela. Además de ser un fresco histórico de las décadas 40 y 50 y de que aun perviven muchos de los elementos que aparecen en el libro, la lucha por la libertad, la justicia, la defensa de la naturaleza hacen imprescindible su lectura, y más aun si cabe para la gente de Benalup-Casas Viejas. 

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