EL CACIQUISMO

"Existió lo que pudiera denominarse una regionalización del pucherazo. En Levante era muy socorrido el expediente de adelantar las horas de la apertura y cierre de los colegios. En Galicia se ponía a prueba la agilidad de los electores suspectos de antigubernamentalismo, colocando las urnas en pajares elevados, en los cuales llegaba a prescindirse a veces de las necesarias escaleras. En Andalucía se sentía una especial debilidad por la resurrección de los muertos en las listas de los votantes, en tanto que en la Villa y Corte era normal el recurso de las pandillas de maleantes para aporrear a los inocentes votantes que albergaban el ingenuo propósito de dar su confianza a los miembros de la oposición."

"Colocado en Madrid el hombre idóneo, llegaba la hora de las prebendas y de las compensaciones. Gobierno y candidato triunfante se desvivían por satisfacer las demandas, gracias y peticiones que en nombre propio y de su clientela les solicitaba el cacique, indispensable tanto para el Gobierno como para sus conciudadanos, que muy fundadamente veían en él al dispensador de mercedes y también de servicios útiles para toda la comunidad"

"En una de sus visitas a su feudo, las Alpujarras granadinas, Natalio Rivas, llegó al climax de la exaltación caciquil por alguno de sus protegidos, éstos llegaron a gritar incesantemente como remedio para todos sus males: Natalico colócanos a todos."

" El cambio de autoridades en los meses que se celebraban elecciones era utilizado por el gobierno para asegurar el triunfo de su candidato. La confección de las listas de electores en la época del sufragio era causa frecuente de fraude pues voluntariamente se excluían electores opuestos a los candidatos ministeriales. La emisión del voto podía verse interferida por distintas gamas de coacciones sobre la persona del votante. La coacción física, la coacción económica e incluso el cambio de papeletas en el último instante por la mesa electoral llegaron a utilizarse con frecuencia. El escrutinio en el colegio no se limitaba en muchas ocasiones a contar y transcribir en el acta electoral el número de votos emitidos, sino que se trastocaba éste, suplantándose las papeletas unas por otras, haciéndose figurar finalmente en el acta los resultados apetecidos. Los últimos pasos del proceso de pucherazo podían consistir en el robo, ruptura o destrucción y cambio de las actas de la elección, así como en la deliberada transmisión errónea de los datos a la capital provincial."

"En un pueblo se dio permiso a los vecinos para entrar en un monte, hace una corta de árboles, prestándose después una denuncia contra ello, a fin de poder llamarles y decirles: si no votáis al candidato ministerial, estamos en el caso de formaros una causa criminal. En Carballo, el presidente adelantó una hora el reloj, y a las once anunció que quedaba cerrada la votación. Así consiguió que no votase la gran masa de electores. Obtenido este resultado, bajo el pretexto de conservar el orden , llamó a la guardia civil para que despejase la sala, amenazando con la cárcel a los que insistiesen en querer votar."

"Se llegó a lo grotesco hasta el punto de instalar colegios electorales en el local de los círculos pertenecientes al partido dominante, prohibiéndose la entrada a todos los que no eran socios. Un brigadier, candidato ministerial por el distrito de Berga, que obtuvo más de un millón y medio de votos por más que aquel distrito no tenga más de algunos miles de habitantes."

Tomado de  El Caciquismo en España. Cuadernos de historia 16