LA FAMILIA DE CARLOS IV

    Estamos ante uno de los retratos más famosos de la historia. Los historiadores del arte dicen que este cuadro inaugura el retrato psicológico, y, la verdad, que parece cierto mirando las caras de Fernando VII, Carlos IV o su mujer María Luisa. En un ambiente desprovisto de toda escenografía y situada en el interior de un salón, en cuyo fondo cuelgan dos cuadros no identificados encontramos a Carlos IV, cuya cara es un poema y María Luisa, su esposa, en el centro -mejor no hablar de la cara de esta, pero por lo que cuentan o Godoy estaba ciego o era un trepa-, al lado de ellos el infante Francisco de Paula - de rojo y del que todo el mundo dice que tiene un parecido asombroso con Godoy- y su hija María Isabel. A la derecha de esta (izquierda tuya) el infante Fernando en compañía de su futura esposa, que, por no serlo aún, tiene la cabeza vuelta hacia el fondo, aunque otros historiadores opinan que es la reina de Portugal hermana de Fernando VII que no pudo posar por encontrarse en el vecino país. Entre ambos aparece la hermana de Carlos IV, María Josefa; en el extremo, el infante Carlos María de Isidro 8 (de rojo y que luego protagonizaría la primera guerra carlista) y detrás suyo -quizá imitando a las meninas de Velázquez- Goya pintando el cuadro. A la izquierda del rey se agrupan Antonio Pascual, hermano de Carlos IV, una infanta no identificada y los príncipes de Parma, Luis de Borbón y María Luisa, que sostiene a su hijo Carlos Luis en brazos. Como característica común resaltar la famosa nariz borbónica, los líos de faldas y pantalones no se pueden ver, pero se intuyen, por eso insistimos está catalogado como un retrato psicológico.