CONTINENCIA URINARIA DE FRANCO

Volvemos a utilizar "la historia de España contada para escépticos" de Eslava Galán. "El Caudillo vivía en un palacio dieciochesco, rodeado de muebles de época y tapices de Goya y los obispos lo llevaban y traían bajo palio, pero su alcoba era de una austeridad monástica, de una simplicidad cuartelera; dos camas de caoba cubiertas por colchas verde manzana y separadas por la repisita del teléfono. Sobre la mesita de noche, un modesto flexo. Delante de las camas, el brazo incorrupto de santa Teresa, bien a la vista, sobre una cómoda, dentro de artístico relicario. A base de autodisciplina, como un bonzo nepalí, consiguió dominar por completo sus necesidades fisiológicas. Su legendaria capacidad de retención urinaria traía por la calle de la amargura a sus colaboradores que, cuando lo acompañaban en un viaje oficial, nunca encontraban ocasión de aliviarse. El ministro Fraga se percató de que el régimen comenzaba a hacer aguas el día que el dictador interrumpió uno de sus interminables consejos de ministros para ir al retrete".