MARIANA PINEDA. Mariana
Pineda es la más famosa de las heroínas liberales, y casi un siglo después,
Federico García Lorca, otro granadino, llevo su vida al teatro, convirtiéndola
en tragedia, mito y leyenda. Federico había oído de niño, jugando al corro,
el romance de la belleza que, para serlo siempre, tiene que morir
injustamente y en plena juventud. Jamás lo pudo olvidar. Fue ahorcada el 26 de
mayo de 1831, siendo una de las últimas victimas de la represión de Fernando
VII con los liberales. Se casó con un militar que murió en 1821, en el trienio
liberal, convirtiéndola en al viuda más guapa y deseada de Granada. De su
marido tomo las ideas liberales que antes abundaban en el ejército. Mariana dedicaba lo mejor de su tiempo a la
conspiración, entre asonada y asonada. En una de éstas, preparada como siempre en Gibraltar, se le encargó una
bandera con el lema Libertad, Igualdad y Ley. Pedrosa, que estaba
enamorado de Mariana y la pretendía aunque ella le daba calabazas, enterado del
asunto hizo entrar a la policía en su casa y la sorprendieron bordando la
bandera. Pedrosa la envió a un monasterio que hacía la veces de prisión,
según costumbre de la época. Se la juzgó, se la encontró culpable y
condenada a muerte. Pudo cambiar este sino si delataba a los cabecillas de la
asonada, pero ella no lo hizo. Así, murió Mariana Pineda, luego nacería la
leyenda y el mito que García Lorca contribuiría a extender y hacerlo
universal.